LA ESPERA INTERMINABLE

 

...las inquietantes noches de espera prolongada, meditando pensamientos de encuentros, deseos y anhelos, con golpes arrítmicos de corazón cada vez que se abría una puerta por la que esperaba ver aparecer la silueta que nunca se hacía presente, con la musicalidad de sus palabras retumbando en los recuerdos, se hacía evidente que merecía todo lo que recibiría tiempo después: un beso en cualquier calle, un abrazo inconsciente, un cariño prolongado, interminable, una promesa cumplida, una vida de añoranzas y un final con anhelos conseguidos.

VOLAR CON EL PENSAMIENTO.

 

 Ayer estuvo durante un rato admirando el lago tranquilo, inmenso, profundo. Se detuvo en el horizonte y, en un instante, tan sólo medido en su pensamiento, imaginó que, tras ese fino hilo tenso, estaban juntos sus mundos.

Pero un chasquido realista que dibujó una mueca en la mejilla, le hizo volver al plato de las aceitunas, aceptando que ese fino hilo tenso, aún mantiene las distancias.

ENFOQUE.

Estaban hablando de un tema muy ameno pues toda la gente participaba con sus comentarios, pero yo no tenía nada que decir. Observé que no estaban los amigos con los que habitualmente me relacionaba y pensé que ellos habían sido más listos que yo, porque se quedaron haciendo otras cosas, por ahí. 

Aprovechando unas risas generalizadas de todo el grupo, salí a la calle y deambulé durante horas... 

CRISTALES ROTOS

 

Cuando llegué, sentadas a la mesa había seis o siete personas. Busqué con la mirada a tu hermana y no la encontré, estaba bañándose y me dijo, desde lejos, que les hiciera una fotografía. En un descuido, causado por la precipitación, se me calló la cámara de fotos.

Miré al suelo y allí estaban los cristales rotos de mi pasado con los reflejos de un futuro a tu lado.  

LA ISLA...

 

    Después del baño, estábamos todos sentados alrededor de una de esas  mesas redondas, de hormigón, bajo el techado de las ramas de eucaliptus que cubrían la terraza de la "Caseta Dolores", al borde del pantano, en cuya orilla, las olas nos salpicaba las piernas. 

    Nos gustaba alargar las tardes porque nos sorprendía la noche dibujando en la lámina de agua el reflejo de la luna...

DIENTES DE PERRO

 

Para llegar a mi destino debía encontrar un medio de transporte. El tiempo pasaba y no podía perderlo. Por fin, subí a una especie de tren turístico, pero con un sólo vagón, que se paró a la mitad del camino. Le pregunté al conductor, un hombre mayor, con barba y bigote pronunciados de color blanco, que cuando saldría y él, que no me entendía, siempre me repetía lo mismo: - "aahhhh" - lo que acrecentaba mi indignación cada vez más... Después me dijeron que era sordo. 

REFUGIO

 

Efectivamente. Dos barcas quedaban en la orilla, de las tres que estábamos buscando; pero... ¿Dónde estaba la otra? ¿Se habría hundido? o ¿habría iniciado su particular singladura, a través de las aguas del pantano, buscando algo? ¿Sí, pero, buscando qué? En esas cuestiones me encontraba cuando observé en la otra orilla las señales de alguien que parecía querer llamar mi atención...

HISTORIA VERÍDICA

Según nos dijeron en Gomaespuma, esta historia fue un caso verídico.

En una academia de preparación de oposiciones, la profesora estaba acabando de dar a sus alumnos las últimas informaciones sobre el examen que harían al día siguiente. Terminó diciendo que no habría excusas para quien no acudiese al examen, ni aunque se tratase de un accidente grave, enfermedad o muerte de algún pariente próximo.  

Un gracioso que estaba sentado al fondo de la clase preguntó, con el típico aire de cinismo:

-"¿No podemos incluir, como un motivo justificante, el de extremo cansancio por frenética actividad sexual?"

La carcajada fue general, como os podéis imaginar... pero la profesora aguardó a que todos se callasen, miró al gracioso y le respondió:

-"En tu caso no es motivo suficiente. La prueba será tipo test, así que podrás contestar con la otra mano..., incluso, puedes contestar de pie, si tu problema es que no puedes sentarte".