Para llegar a mi destino debía encontrar un medio de transporte. El tiempo pasaba y no podía perderlo. Por fin, subí a una especie de tren turístico, pero con un sólo vagón, que se paró a la mitad del camino. Le pregunté al conductor, un hombre mayor, con barba y bigote pronunciados de color blanco, que cuando saldría y él, que no me entendía, siempre me repetía lo mismo: - "aahhhh" - lo que acrecentaba mi indignación cada vez más... Después me dijeron que era sordo.
1 comentario:
Bienvenido a mi blog.
Espero que te resulte atractivo a la vista e incite a tu imaginación...
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