...Tres horas más tarde, cuando regresó, se la encontró en el sofá, medio dormida.
Hubiera pagado por averiguar sus pensamientos pero se fue directo a la habitación.
Por la cara de ella se escapó la evidencia de una sensación placentera, con una ligera y tenue sonrisa, motivada por la evocación de su salida clandestina.
Parecía como si hubiera estado en el
paraíso.
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