…El local tenía una puerta que hacía esquina en un cruce de calles, precisamente por eso, el bar se llamaba “Las cuatro esquinas”. Al acceder a su interior, se observaba que la distribución de la barra y las mesas se parecía más a otro establecimiento que, ubicado en un lugar de la Mancha, cuyo nombre retengo en mi memoria con mucho cariño y nostalgia, se llamaba “Los saharauis”, de larga barra situada en frente de la puerta, al lado derecho de las escaleras que conducía al piso superior, dónde estaba la discoteca, del mismo nombre, en la que, años atrás, aprendí a bailar las rumbas con la hija del dueño, una morita, morenita, de ojos negros y figura escultural...
miércoles, 5 de junio de 2013
VENTANA A LA VIDA PASADA...
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