viernes, 19 de julio de 2013

UNA MONEDA POR TUS PENSAMIENTOS...

…Eran las ocho de la tarde cuando venía de la piscina y se encontró a su marido en el recibidor de la puerta, preparado para salir a cenar con unos amigos. Una despedida, fría y monótona, inundó la estancia y salpicó sus pensamientos. Ella no sabía, como en tantas otras ocasiones, que pasaría la mitad de la noche sola, con la tele puesta y anclada en las redes sociales; pero esta vez, la ducha le prestó ayuda; la esponja recorrió su cuerpo con delicadeza, muy despacio, deteniéndose donde se generan suspiros, brotan deseos y se toman decisiones intrépidas, pero solo eso. Salió con su vestido escotado buscándole.
Tres horas más tarde, cuando regresó, se la encontró en el sofá, medio dormida. Hubiera pagado por averiguar sus pensamientos pero se fue directo a la habitación. En la boca de ella se dibujó una mueca, una ligera y tenue sonrisa, producida por la evocación de su salida clandestina. Parecía como si hubiera estado en el paraíso…