martes, 4 de junio de 2013

Sombras rodeadas de luz.

No sé por qué extraño motivo habíamos estado en América, Estados Unidos, creo, pero ya nos marchábamos. Al sacar los billetes de avión nos dieron los de un vuelo que hacía escala en Egipto.

En el avión, los asientos estaban dispuestos como los del metro.

Nosotros estábamos sentados, los dos juntos, comentando que una de las azafatas nos miraba con extrañada intriga. 

Mientras divagábamos sobre ello, apareció por el pasillo y nos vio perfectamente, aunque disimuló mirando para otro lado. No puedo asegurar si su gesto se debió a que se hizo la loca o a que no consiguió situarnos en ese lugar a los dos juntos.

Poco después se acercó a nosotros, que no salíamos del asombro, no podíamos llegar a comprender qué estaba pasando y, al dirigirnos a ella, -¿señorita?-, interrumpiéndonos contestó: - Son las pirámides... y se marchó, dejándonos con más incertidumbre y asombro que al principio. 



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